viernes, 25 de abril de 2008

CASANDRA

Atenta el cielo una conjura
La sombra aleve aleteando su mácula disipa
el sulfuro de su abrazo y de la nada se escurre una melancolía

Hasta el soplo primero del deseo regresa el viento del inicio
todo derramando un nuevo tiento la saliva toda de tu aliento el aroma de tu vientre en el sueño desboca pájaros de niebla la sangre combando hasta tu centro
toda la luz debo decir iniciando un día que no cesa llamarada en el ojo del Auriga.

Cómo habitando tu volumen la dura ensoñación del mar el desmenuzado tiempo de una derrota inmensurable la lucha con el otro ángel que cae y se empecina.

Y entre tanta mordedura el hueso quebrantas del silencio en que me agoto.
Vaticina tu piel otra geografía tu mirar desde las sombras que desentraña el cielo tu palabra que aquieta la congoja el agua toda que te habita
en el bauprés de mis desvelos mece la garúa de mis días hacia adentro.

Sueña la tarde un pálpito de cielo

A tientas la arboladura deletreo de tu tacto.



PEDRO VICUÑA

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